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jueves, 8 de Mayo de 1997

¿Tres años para curar el sida?

SIDA

Niños, pobres y el caballo de Troya

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JOSE LUIS DE LA SERNA

Nunca en la Historia de la Medicina se había dado un caso parecido. Es imposible encontrar en el tiempo una sola enfermedad invariablemente mortal durante quince años que en tan sólo 10 meses se puede convertir en una patología crónica e incluso hasta en un problema con solución definitiva. Sin embargo, desde julio pasado -con ocasión de la última Conferencia Internacional sobre Sida que se celebró en Vancuver- todos los especialistas que se ocupan del sida saben que las cosas han cambiado de una forma marcada. La triple terapia, en donde además de dos inhibidores de la enzima transcriptasa inversa del VIH, se añade un inhibidor de otra enzima que el virus necesita, la proteasa, está dando en general muy buenos resultados. Y no sólo en los enfermos de los estudios clínicos que se presentan en los congresos médicos, sino también en la práctica clínica diaria de todas partes del planeta. Si esta triple terapia se usa en las fases más precoces de la enfermedad, las probabilidades de frenar la progresión de la infección por VIH son todavía mayores. Tres de las mejores revistas médicas del mundo así lo confirman esta misma semana. El trabajo que hoy publica Nature -una auténtica joint-venture entre uno de los mejores laboratorios de matemáticas del mundo: el centro nacional de Los Alamos en Nuevo México y el grupo del Aaron Diamond Aids Research Center de Nueva York, que lidera el famoso doctor David Ho- es espectacular. Es un estudio que dice claramente que tres años de triple terapia podrían ser suficientes para erradicar el VIH en enfermos que han sido recientemente infectados por este retrovirus. Por otra parte, hoy mismo, el New England Journal of Medicine añade una alegría más a los que tienen que tratar a los pacientes. Un grupo de pediatras, al mando de la doctora Katherine Luzuriaga, de la Universidad de Massachusetts, publica en la prestigiosa revista de Boston que una combinación de neviparina, AZT y ddI, es segura y eficaz a la hora de tratar el sida en los infantes.

Una buena noticia para los que esperaban ver si la triple terapia podría ser aplicada en los infectados más pequeños. Ocho niños seropositivos, con cargas virales muy elevadas -y por tanto con pésimo pronóstico- que tenían edades comprendidas entre los dos meses y los dos años recibieron terapia combinada durante seis meses. No hubo en general efectos secundarios y los resultados clínicos en todos los chavales fue en principio muy bueno. Con el paso del tiempo el sida dejará de ser, en los países ricos, el drama que ha venido siendo hasta la fecha. En parte porque el incremento en el número de casos empieza a hacer plateu y en parte porque la mortalidad con los nuevos tratamientos ha disminuido. Pero, ¿qué está pasando en los países pobres dónde no es posible aplicar siquiera una monoterapia? La OMS está muy preocupada porque los avances de los países ricos no lleguen a las zonas en donde de verdad son necesarias. La semana pasada el propio director de la organización, Hiroshi Nakajima, se lamentó públicamente y recordó lo difícil que llegaría ser que los pobres pudieran permitirse el pagar el costo mensual de la triple terapia -entre 150.000 y 250.000 pesetas- e hizo un llamamiento a la solidaridad entre organizaciones e industria farmacéutica. Hay, no obstante, una sombra en todo el resplandor que hoy rodea al sida. Se trata de la posibilidad de que a pesar de la mejor terapia queden aún reductos en los que se acantone el VIH. Los científicos lo llaman el caballo de Troya del problema. Son reservorios muy discretos y, además, silenciosos: células en las que permanece latente el genoma del virus. Los expertos temen que, dado que las células en las que se resguarda el VIH son células de una vida muy larga, con el paso del tiempo, el genoma del virus pueda despertar e iniciar la infección otra vez. Al fin y al cabo con los virus puede pasar este fenómeno. Se sabe que ocurre con el virus del herpes y puede que suceda también con el del sida. Es verdad, por lo tanto, que se ha ganado una batalla más frente al VIH pero queda aún por saber cuando se conseguirá ganar toda la guerra.

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