Borges

Borges

Jorge Luis Borges en una imagen tomada en los años cuarenta.

JORGE LUIS BORGES fue un anciano pulcro y erguido que siempre pensó que el Paraíso se escondía entre las estanterías de una biblioteca. Su mirada nublada recorrió el reino de Babel, desveló los secretos de millones de páginas en blanco y exploró el planeta habitado por los dueños de las letras. Desde su torreón de palabras encabezó la penúltima revolución intelectual sudamericana y tendió un puente de oro entre el castellano y el inglés. Dueño de la magia, Borges soñó en voz alta, husmeó en la metafísica de los libros y supo imaginar un mundo literario en el que están contenidos casi todos los demás mundos. Fue un aventurero con tinta en las venas.

La trascendencia del pensamiento y la obra de Borges genera encendidas pasiones y odios viscerales. Los enemigos de Quevedo escribieron en una ocasión que el poeta español de los siglos XVI y XVII era maestro de errores, doctor en desvergüenza, licenciado en bufonerías y bachiller y protodiablo entre los hombres. El escritor argentino Adolfo Bioy Casares adaptó este texto y lo utilizó como respuesta a un periodista que le preguntó por Borges, hombre del que había sido amigo y lazarillo: "Fue maestro de perfección, doctor en imaginación, licenciado en trasgresión y bachiller y protodiablo entre los escritores del último siglo".

Trece años después de la muerte de Borges, y mientras sus seguidores continúan sin comprender por qué se le negó el Nobel, el escritor de best-séllers Arturo Pérez-Reverte se atreve a llamarle "gilipollas y pedante". El resto del mundo se rinde a las propuestas visionarias del autor de El Aleph y se vuelca en decenas de homenajes en el centenario de su nacimiento.

Se desata la borgesmanía: se estrena la película Tributo a Borges, del director argentino Patricio Lóizaga. El Instituto Austriaco para América celebra un seminario sobre el escritor en la Biblioteca Nacional de Viena. La Feria del Libro de Buenos Aires se ve desbordada por decenas de actividades dedicadas al autor, junto a Cortázar, más querido en Argentina. El próximo año llegará a España, a un lugar aún sin definir (posiblemente la Biblioteca Nacional), una gran exposición itinerante titulada Jorge Luis Borges 1899-1999 que, mezclando fotografías, objetos y primeras ediciones, se ha convertido en la referencia básica para entender su vida y su obra.

Jorge Luis Borges nació hace 100 años, la soleada mañana del 23 de agosto de 1899, en Buenos Aires, "en la calle Tucumán, esquina Suipacha, en la misma manzana en que murió Estanislao del Campo, que era tío de mi abuelo; después he visitado la casa, pero no tengo recuerdos". Los recuerdos del joven Georgie, nombre con el que le llamaba su abuela paterna Fanny, se iluminan el día en que visita La isla del Tesoro. "Me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una biblioteca de ilimitados libros ingleses", escribió. "Palermo del cuchillo y de la guitarra andaba (me aseguran) por las esquinas, pero quienes poblaron mis mañanas y dieron agradable horror a mis noches fueron el bucanero ciego de Stevenson, agonizando bajo las patas de los caballos, y el traidor que abandonó a su amigo en la Luna, y el viajero del tiempo, que trajo del porvenir una flor marchita, y el genio encarcelado durante siglos en el cántaro salomónico, y el profeta velado de Jorasán, que detrás de las piedras y de la seda ocultaba la lepra".

En la escuela de Palermo los niños se burlaban de un Borges con gafas y corbata. Las hazañas de sus contados "compadritos" y las incursiones en la biblioteca paterna decidieron su temprana vocación literaria. Con 15 años Borges ya sabía que quería dedicar su vida a los libros.

BIBLIOTECARIO

La familia del escritor viaja a Europa y, tras recorrer Londres y París, se ve obligada a instalarse en Ginebra (Suiza) al estallar la Gran Guerra. Borges, que ya dominaba el ingles, estudia francés y alemán al tiempo que descubre a filósofos y poetas expresionistas. Posteriormente viaja a Italia y a España, donde con apenas 20 años frecuenta las tertulias del café Colonial de Madrid. En 1921 regresa a Buenos Aires y publica su primer libro de poesía (Fervor de Buenos Aires, en 1923): "...y sentí Buenos Aires. / Esta ciudad que yo creí mi pasado / es mi porvenir, mi presente; los años que he vivido en Europa son ilusorios, / yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires".

En los años 30 Borges escribe sin parar. Colabora con revistas, publica reseñas bibliográficas, ensayos, críticas cinematográficas, cuentos, biografías, poemas... En esta época conoce a Adolfo Bioy Casares, uno de sus mejores amigos y de sus más estrechos colaboradores, y consigue un empleo en la Biblioteca Municipal Miguel Cané, en Almagro Sur, Buenos Aires. Casares es el escritor con el que firmará más colaboraciones y desarrollará más actividades literarias. También trabajó codo a codo con Margarita Guerrero, Betina Edelberg, Alicia Jurado, María Esther Vázquez y una joven ambiciosa y atractiva llamada María Kodama, con la que había estudiado el anglosajón y el islandés desde los 16 años. Todos supieron aconsejarle en los malos momentos, como cuando Juan Domingo Perón llegó al poder. Borges tuvo que abandonar la biblioteca y dar conferencias por Argentina y Uruguay para sobrevivir.

En estos momentos de necesidades y apreturas surge el genio. El Aleph, uno de los libros de narrativa más importantes e influyentes de todos los tiempos, se publica en 1949. Desde el día en que se puso a la venta se convirtió en un clásico absoluto. "Despierta el entusiasmo recobrado por todas las armas de la literatura, sin excluir ninguna, el gusto por las tramas, por la aparición de lo fantástico en lo cotidiano, por una escritura que podía ser a la vez límpida y barroca, severa y llena de ironía, confesional y pundonorosa", escribió Antonio Muñoz Molina en el prólogo a una cuidada edición conmemorativa de Alianza.

El talento de Jorge Luis Borges es reconocido en todos los círculos culturales de su país. En 1955, año en que es derrocado el gobierno de Perón, le nombran director de la Biblioteca Nacional, miembro de la Academia Argentina de las Letras, recibe el Premio Nacional de Literatura, es reconocido como Doctor Honoris Causa en la Universidad de Cuyo...

Cuando todo parece ir sobre ruedas una visita al oftalmólogo le confirma lo que para él se convierte en una muerte anticipada: su vista está muy cansada. "Prohibido leer", sentencia el doctor. El escritor se convierte en un inválido que depende de su madre, y de un escogido círculo de amistades, que no dudan en realizar con él una solidaria labor amanuense.

Borges, que trabaja sin cesar desde las tinieblas, publica obras del calibre de Otras inquisiciones, Manual de zoología fantástica y numerosos volúmenes de poesía (La rosa profunda, Historia de la noche...), ademas de diversos títulos en colaboración con otros autores. En 1967 se casa por primera vez con Elsa Astete Millán, de quien se separará sólo tres años más tarde.

EL REMORDIMIENTO

Sus amigos coinciden en que el día más triste de la vida del hombre que nos habló de la naturaleza del Aleph fue el 8 de julio de 1975, cuando tras una larga agonía fallece su madre. Borges publica en el diario La Nación su poema más triste: El remordimiento ("He cometido el peor de los pecados / que un hombre puede cometer. No he sido /No he sido feliz... Mis padres me engendraron para el juego / arriesgado y hermoso de la vida, / para la tierra, el agua, el aire, el fuego / los defraudé. No fui feliz. Cumplida / no fue su voluntad. Mi mente / se aplicó a las simétricas porfías / del arte, que entreteje naderías").

Aturdido por la soledad en la que le deja la ausencia de su mejor amiga, el escritor se lanza a una serie inagotable de viajes por el mundo. Le acompaña María Kodama, que se ha convertido en su secretaria y su mano derecha.

A partir del comienzo de la década de los 70 Borges recibe constantes premios y homenajes. En 1979 visita España para recoger el Premio Cervantes. "Yo ahora me siento más que justificado" dijo, "por haberme llegado el premio que lleva el nombre, el máximo nombre, de Miguel de Cervantes".

Completamente ciego, Borges sigue escribiendo, o más bien dictando, hasta sus últimos días. El 26 de abril de 1986 se casa por poderes en Colonia Rojas Silva, en el Chaco paraguayo, con María Kodama. Poco después, el 14 de junio, fallece en Ginebra. La apresurada boda, que levantó la suspicacia de algunos conocidos del escritor y de los medios de comunicación, convirtió a Kodama en heredera de un gran patrimonio tanto económico como intelectual. "Borges y yo somos una misma cosa, pero la gente no puede entenderlo", sentenció.

BORGES Y EL CINE

"Tiene la sonrisa de la Gioconda y los movimientos de un caballo de ajedrez". Así habló por primera vez Jorge Luis Borges a sus amigos de la traductora Estela Canto, que luego se convertiría en el gran amor frustrado de su vida.

Algo de aquel piropo también parece exhalar la actriz y modelo española Inés Sastre, en su papel protagónico del filme "Estela Canto, un amor de Borges", que se rueda estos días en Buenos Aires. "Estela era muy diferente de Borges. Las personas tan opuestas se atraen y él le dedicó a ella su obra maestra: `El Aleph'", dijo Inés Sastre, puestísima en su personaje, a LA REVISTA.

Animado por el centenario, el cineasta Javier Torre (48 años) -premio Festival de Huelva 1993, con su película "Las Tumbas"- quiere mostrar pasajes inéditos de la vida del escritor.

A mediados de los años 40, Borges recién despuntaba y sentía una "firme infelicidad" -según su definición- como empleado en la biblioteca municipal Miguel Cané, en Buenos Aires. De aquella desdicha lo sustraía el encanto de una mujer. "Estaba muy enamorado de Estela, que era culta, de ideas comunistas, muy liberada y Borges era un hombre más bien conservador", afirmó Sastre. Apegado enfermizamente a su madre, que lo educó como `animal literario', el autor pasaba entonces por un joven austero que casi no se atrevía a hablar con extraños.

Cuando la Canto confirmó su desamor Borges exclamó: "Si fuera hombre me encerraría en un baño, para dispararme un tiro en la cabeza".

Juan Ignacio Irigaray


Reportaje

María Kodama



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